A nuestros peludos no les gusta ir al veterinario. Tenemos que jalarles la correa o cargarlos para lograr que den un paso adentro del local. Y por si fuera poco, su gran sentido del olfato les informa que están llegando a “zona peligrosa”. Ir al veterinario es una actividad más o menos regular, incluso cuando estén sanos. Queremos a nuestra mascota y sabemos que el dolor que les provoca una inyección es necesario. ¿Cómo hacer que humanos y peludos estén más tranquilos?
- Analiza la actitud del veterinario hacia tu peludo. En cuanto suben a Scampi a la mesa de exploración, el perrito se hace pipí. Su veterinaria continúa hablándole con voz suave y no comienza a revisar al perro hasta que está la mesa limpia y él un poco más calmado. El veterinario debe tener “Don de Perro y Gato”. Nunca debes sentir que te corre cuando el tiempo de consulta se ha alargado.
- Mientras revisa a tu mascota, el veterinario deberá hacerte muchas preguntas para encontrar un diagnóstico más preciso. Somos la voz de nuestros peludos y debemos estar atentos si dejan de comer, están tristes e incluso, la consistencia de sus heces. En cierta ocasión llevé al veterinario a Gazpacho por diarrea, para que a su veterinaria entendiera la consistencia de sus heces, me enseñó unas imágenes para que eligiera la que más se parecía.
- Si tu mascota requiere de una intervención mayor, el veterinario debe explicarte el procedimiento, los riesgos, solicitarte tu teléfono y asegurarse que has entendido lo que va a suceder.
- En caso de emergencia, revisa si tiene teléfonos y está accesible las 24 horas.
- En cuanto al lugar, asegúrate que el consultorio está limpio y ordenado. Si también da servicio de estética, ésta debe estar lejos del consultorio de revisión. Los animales enfermos no deben mezclarse con lo sano y todo el material utilizado debe ser nuevo (como jeringa o guantes) o desinfectado (termómetro o mesa de trabajo). En caso de las vacunas, debe mostrarte que no estén caducas.
- Un buen veterinario sabrá recomendarte otros servicios para tu mascota como entrenamiento, guarderías y alimento. Y si es necesario, sabrá apoyarse en pruebas de laboratorio y radiografías para apoyar el diagnóstico.
- Si necesitas un especialista, el veterinario deberá referirte a él. La mayoría de los veterinarios de la ciudad se especializa en perros y gatos. Si tienes iguanas, pájaros, cabras, gallinas, etcétera, tal vez el veterinario no te pueda ayudar. Así mismo ante enfermedades mayores, como cáncer u ortopedia, un buen veterinario conocerá sus limitaciones y deberá mandarlos con un especialista.
- Asegúrate que lleve un expediente médico de cada mascota. Si tu perro o gato se enferma constantemente de algo, el veterinario sabrá cuándo y qué medicamento le proporcionó.
Ante todo, confía en tu instinto. Si tienes el presentimiento de que el veterinario te da información incompleta o no posee las habilidades suficientes para atender a tu mascota, busca a otro profesional. Nuestros peludos son parte de la familia y por lo tanto, debemos buscar que reciban el mejor trato posible. Busca a la persona ideal que pase de ser de un veterinario a SU veterinario.